jueves, 31 de julio de 2014

Visita el Valle Sur


Ruta del Barroco Andino

Cuando se habla de hacer turísmo en Cusco, lo normal es planear y ofrecer recorridos por la ciudad, el valle sagrado y Machu Picchu. Sin embargo, este territorio no solo fue el centro del imperio inca, sino que también resalta su importancia en la época colonial. Testimonio de ello busca dar una reciente propuesta turística que se espera tome cada vez más fuerza para alargar la estadía en el histórico departamento: la Ruta del Barroco Andino.

Muchos viajeros toman la ruta que los lleva desde Cusco al Lago Titicaca, hacia Bolivia o el sur del Perú. (Conocido como el valle sur)
Sin embargo, no todos los visitantes saben de la existencia de muchos lugares de interés cercanos a la ciudad del Cusco que están emplazados en esta ruta, que se sitúan hacia el sureste de la antigua capital incaica.

La propuesta de crear un producto turístico de corte cultural llamado “La ruta del Barroco”, se debe a la presencia de tres monumentos patrimoniales de los siglos XVII y XVIII.
Las cualidades excepcionales de tres templos, el de la Compañía de Jesús en Cusco, el de San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, de San Juan Bautista de Huaro y la capilla de la Virgen de la Candelaria de Canincunca, hacen posible que se ponga en valor este recorrido para compartir con el visitante, un momento importante en la historia de los pueblos sur andinos, no solamente a través de sus expresiones artísticas, como son estos monumentos que muestran la riqueza del barroco mestizo, sino de cómo, a través de los siglos, este patrimonio tiene una lectura, de continuidad histórica e identidad del habitante de la zona, como parte de su herencia cultural inmaterial.

Compartimos este  vídeo


Aunque debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica. El arte barroco buscaba la creación de una realidad alternativa a través de la ficción y la ilusión. Esta tendencia tuvo su máxima expresión en la fiesta y la celebración lúdica; Cabe destacar que el Barroco es un concepto heterogéneo que no presentó una unidad estilística ni geográfica ni cronológicamente, sino que en su seno se encuentran diversas tendencias estilísticas, principalmente en el terreno de la pintura.

HUARO
Como parte de esta interesante ruta cultural y manifestación de la herencia colonial, a 41 kilómetros del Cusco y a 3.162 m.s.n.m. se ubica el distrito Huaro, donde se encuentra frente a la plaza principal el templo San Juan Bautista. Su restauración culminó en el 2008 y su historia se inició en la segunda mitad del siglo XVI.

Esta edificación tiene más de mil metros cuadrados de pintura mural, que muestra la fusión de creencias indígenas y coloniales. Las últimas pinceladas fueron las del pintor Tadeo Escalante en 1802, quien en su arte representa la muerte y el juicio final. Por ejemplo, hay escenas de San Miguel peleando con el diablo rodeado del sol, la luna y las estrellas, así como del mismo diablo golpeando al pecador. Asimismo, al lado izquierdo de la zona del coro se ven escenas de la vida cotidiana de la época, como un duelo, un cortejo, corrida de toros y una cacería.



CANINCUNCA
La capilla de Canincunca advocada a la Virgen de la Candelaria, devoción muy difundida en el sur andino, fue construida posiblemente en el 1er. tercio del siglo XVII. Como muchas de ellas, fueron construidas por los titulares de las encomiendas, quienes inicialmente tuvieron el encargo de la Corona de evangelizar a los nativos en la nueva creencia. Esta función luego estaría a cargo de las órdenes religiosas. Por su ubicación, las evidencias arqueológicas del área de su emplazamiento, nos dan indicios de un importante sitio prehispánico, quizás anterior a los incas, reutilizado por éstos en el siglo XV. La actual existencia del cementerio en la ladera posterior a la capilla, nos refiere su vínculo con sitios sagrados prehispánicos, lo que permite deducir que su construcción en ese lugar no fue casual. El cementerio pudo existir desde el momento de la construcción de la capilla. Actualmente está en uso y sirve a los asentamientos aledaños.

La pintura mural existente en el coro alto que representa a los santos Pedro y Pablo es del momento de su construcción. Los muros decorados con murales de motivo “textil”, fueron pintados hacia finales del XVII. Son paños verticales con cintas de pan de oro entre éstos. El zócalo está pintado con motivos que muestran grutescos, roleos vegetales, grullas y vizcachas andinas, característicos de los murales del barroco andino tan extendido en territorio sur peruano.

Al no existir investigación histórica puntual sobre esta construcción, los apuntes que se han señalado son resultado de las observaciones sobre las evidencias tanto arqueológicas como históricas de su entorno y de la pintura mural existente, lo que nos permite proponer en el proyecto, su estudio histórico.


ANDAHUAYLILAS
Templo de San Pedro Apóstol, en Andahuaylillas, distrito de la provincia de Quispicanchi que se ubica a aproximadamente 45 minutos de la ciudad del Cusco y a 3.162 metros sobre el nivel del mar. Construido a inicios del siglo XVII, es parte de la iniciativa del virrey Francisco de Toledo para evangelizar a las comunidades nativas, trabajo a cargo de los jesuitas, que recurrían para tal fin al arte.

La restauración tomó cuatro años y costó casi un millón y medio de dólares. Fue un equipo de más de 30 personas el que trabajó para poner en valor a la denominada ‘Capilla Sixtina andina’ por sus abundantes murales. La labor significó la recuperación de 64 esculturas, 45 lienzos y 6 retablos, pero además se encontraron una vasija vidriada del siglo XIX, candelabros de arcilla y otros objetos.

Para entrar al templo hay que pasar unas escalinatas de piedras, frente a la acogedora plaza, que hablan de vestigios incas. En el techo de la nave se aprecian figuras decorativas recargadas que además tienden al estilo árabe, mientras que en sus muros de barro se pintaron medallones de mártires, sirenas, cornucopias con frutas y flores y se hicieron representaciones de personas dirigiéndose al cielo y al infierno. Dos de los lienzos datan de 1626 y están firmados por el pintor criollo Luis de Riaño, mientras que el resto pertenece a artistas de la escuela cusqueña.

Además de su imponente y solemne altar mayor bañado en pan de oro y plata, así como dos antiguos órganos en el coro, otro atractivo importante es la portada pentalingüe del baptisterio, que en latín, español, quechua, aymara y el extinto puquina lleva la inscripción: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”